La población mayor representa en los países desarrollados cerca del 20% de la población y las tendencias futuras la aproximarán al 25%. En los países en desarrollo y menos desarrollados, supera el 10% y en las próximas décadas se va a acercar al 20%. A pesar de esa realidad, en numerosos estados las personas mayores sufren graves situaciones de pobreza y exclusión social, no tienen condiciones de vida dignas y son un colectivo "invisible" para los gobiernos e instituciones internacionales.
En los países más desarrollados, a pesar de los avances y mejoras sociales conseguidas, tienen aún importantes carencias y no cuentan con el reconocimiento que su peso poblacional requiere.
Las
Declaraciones Universales y los Pactos Internacionales de Derechos Humanos, no
incluyen prohibición específica alguna a la discriminación por edad. Sin
embargo, esta es una situación que padecen las personas mayores de todo el
mundo en múltiples circunstancias:
Graves
dificultades económicas,
Limitaciones
en el acceso a los servicios de salud,
Ausencia
de servicios sociales,
Graves
carencias en vivienda y condiciones de vida,
Exclusión
de la cultura y educación,
Trato
inadecuado,
Escasa
participación en la vida social y política.
Los
derechos humanos de las personas mayores no son reconocidos en muchos lugares
del mundo. En
la actualidad las condiciones de vida de las personas mayores de los países en
desarrollo y menos desarrollados se caracterizan por la extrema pobreza en la
que viven y que se transmite a las generaciones siguientes. Están afectados por
situaciones de exclusión social, falta de posibilidades de participar en actividades
de desarrollo, un muy limitado acceso a la atención sanitaria, inexistencia o
ínfimo desarrollo de los sistemas de pensiones, falta de redes de servicios sociales,
viviendas que no reúnen condiciones dignas.
Las
familias, que han jugado un papel tradicional de soporte y ayuda a sus mayores,
sumidas también en condiciones de pobreza, tienen a su vez, graves dificultades
para cumplir un papel de atención adecuada.
A
pesar de sus esfuerzos, las organizaciones de mayores y las ONGS no cuentan con
el reconocimiento y el apoyo de las instituciones gubernamentales e
internacionales para el desarrollo de sus programas y actividades. Los
Organismos financieros internacionales no reconocen la importante contribución
de las personas mayores al desarrollo de sus familias y comunidades y
condicionan la ayuda económica a estos países a la implantación de duros
recortes de los ya escasos instrumentos de protección social. Los gobiernos se
hacen cómplices o aceptan pasivamente estas exigencias. Las exigencias de
privatización de los sistemas de Seguridad Social, suponen una discriminación
para los mayores de los países en desarrollo.
Los programas
para reducir la pobreza no incluyen a las personas mayores, a pesar de que
están aumentando el número de mayores en situación de pobreza. La propuesta de
Naciones Unidas de hace ya tres décadas de que los países desarrollados
destinasen el 0'7% del PIB a programas de cooperación al desarrollo, no se
lleva a cabo.
Las
personas mayores tienen mucha capacidad de iniciativa para organizarse en grupos
y redes, pero la falta de educación y conocimiento de sus derechos, las situaciones
de pobreza y exclusión social impiden la realización de sus derechos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario